Aquél sitio donde oímos voces que dicen palabras incomprensibles, no descifradas por el corazón que va penando la pena de no saber qué sucederá cuando todo acabe. Transformación inevitable de la piel. Duele la carne y duelen los huesos. Luego amanece y ante la alborada el bosque deja de ser un paraje de temores. Vemos todo, aspiramos la vida, se aleja la incertidumbre de no saber quién más deambulaba en medio de esa oscuridad, acechando.
Nunca estuviste sola. Ni siquiera cuando la noche oscura ocurría y tus ojos no veían más allá. Otros espíritus de tantas otras caminaron ese mismo sitio donde ahora te hallas perdida.
Nunca estás sola. Mientras aguardabas la salida del sol, una nube plateada iluminaba tu senda. Hermana Luna. Amparando de nuevo una mujer en otra fase, de otro ciclo, de otra muerte.
Duelo del alma.
Llovizna de tus ojos niña eterna.
Llora lo que tengas que llorar hasta sanar..
Llora tu pena que mientras tanto las mareas recogerán tus aguas para regar la tierra donde volverás renacida"©Karina Isabel Roldán