
"A veces me duele el lapso hundido entre mis senos y nace un movimiento que serena el espíritu. Me dejo atrapar por la danza y el cuerpo suelta su realidad. En ese estado me siento feliz, observando el rostro real con el que mis ojos miran. No somos lo que otros creen. No somos lo que pretenden que seamos. El otro YO no miente. Amo la sombra. Es gracias a ella que puedo distinguir un más allá y revelar el estado auténtico de las cosas. La sombra se mueve conmigo. Danzamos incansables, hasta que la luna se lleva los restos de la transformación"©Karina Isabel Roldán